sábado, junio 6

La Trinidad que nos habita


El Señor manda a todos sus discípulos la misión de enseñar la buena noticia a todas las naciones; es una misión universal, no limitada sólo a aquellos doce, o a los primeros cristianos.
Este envío sucedió hace ya veintiún siglos, y aún queda mucho por hacer en tantas regiones del planeta; pero no es necesario irse demasiado lejos para encontrar lugares donde Cristo aún no entra a tomar posesión de los corazones. Quizás tendríamos que comenzar por mirar a nuestra propia casa, más aún, a nuestro propio corazón.
Pidámosle a Él que venga a habitar en nuestra vida y nos conceda el reconocerlo presente en medio de las cosas que vamos viviendo.

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