lunes, agosto 31

Mensaje de la Dirección de Nivel Primario

¿Qué es vivir felizmente sino poseer por el conocimiento algo que es eterno? (San Agustín)

Cada 28 de agosto, celebramos la fiesta de San Agustín, el padre más grande de la Iglesia Latina que desde siempre nos guía.
“A San Agustín lo siento como un hombre de hoy: un amigo, un contemporáneo”, palabras de nuestro Papa Benedicto XVI, que compartimos plenamente, si recorremos la vida del Santo.
Es posible revivir la historia de San Agustín gracias a su libro “Confesiones”, escrito para alabanza de Dios; extraordinario y fascinante, muy leído hoy, como un auténtico camino, que sigue siendo modelo para cada uno de nosotros.
San Agustín comprendió que se llega a los demás con sencillez y humildad.
Así, nuestros alumnos de 1° a 7° grados, en forma sencilla y humilde, homenajearon a San Agustín durante la última semana de agosto con diferentes actividades. Les presentamos una de ellas, la que con herramientas y programas de informática, que aprendieron durante el año, con las profesoras Sra. Ivana Borghiani y Sra. Silvia Odín, lograron armar este blog para sus familias, amigos, conocidos y todos aquellos que quieran seguir el ejemplo de este gran convertido, encontrando como él, en cada momento de nuestra vida, a Jesús, el único que nos salva, que nos purifica y nos da la verdadera alegría, la verdadera vida.
Sra. Ana María
Directora de Nivel Primario

domingo, agosto 30

miércoles, agosto 19

Bienvenidos al Jardin!!

lunes, agosto 3

MES DE SAN AGUSTÍN


"Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón
estará insatisfecho hasta que descanse en Ti ...."

San Agustín de Hipona (354-430) es el más grande de los Padres de la Iglesia y uno de los más eminentes doctores de la Iglesia occidental; nació en el año 354 en Tagaste (Argelia actual).
Su padre, Patricio, era un pagano de condición social acomodada, que luego de una larga resistencia a la fe, hacia el final de su vida se convierte al cristianismo. Mónica, su madre, oriunda de África, era una devota cristiana, nacida de padres cristianos. Al enviudar, se consagró totalmente a la conversión de su hijo Agustín. Lo primero que enseñó a Agustín fue a orar, pero luego éste se apartó de la vida cristiana y cayó en los errores maniqueos. "Noche y día oraba y gemía con más lágrimas que las que otras madres derramarían junto al féretro de sus hijos", escribiría después Agustín en sus Confesiones.

Estando en Milán conoce al obispo de la ciudad, al gran Ambrosio, figura eclesial de renombre por santidad y conocimiento de aquel momento en Italia. Ambrosio le recibió con bondad y le ilustró en las ciencias divinas. Y así, poco a poco, renace en Agustín un nuevo interés por el cristianismo.
Agustín regresó al norte de África y fue ordenado sacerdote el año 391, y consagrado obispo de Hipona en el 395, a los 41 años, cargo que ocuparía hasta su muerte, el 28 de agosto del 430.